Se cumplen 77 años del bombardeo de la aviación  alemana  nazi  sobre Gernika. Fue un día lunes, cuando se reúne mucha gente en la feria para desarrollar la comercialización de los productos, con lo cual,  podemos concluir que fue un ataque artero sobre la población civil, más que un bombardeo a objetivos militares. Imagino que íntimamente, la mayoría de los vascos y sus descendientes, tienen muy en claro, que lo ocurrido el 26 de abril de 1937, fue el inicio del un plan sistemático diseñado por el  nacionalismo español, para minimizar étnica, cultural y políticamente las posibilidades de decidir su futuro por parte de quienes forman parte de la Nación vasca.  

Hoy sobrevuela el país vasco, una esperanza, la cual es acompañada por una inmensa mayoría sociológica, que quiere resolver el conflicto político vasco y alcanzar la Paz definitiva. En este sentido, ante el anuncio de poner fin a su actividad  realizado por ETA, y su disposición a entregar las armas, como así también, los pasos dados en esa dirección por partidos políticos abertzales, los cuales, piden la conformación de una mesa de diálogo, conformado por todas las partes involucradas en el conflicto político, con el propósito  de dar solución el contencioso vasco, dan un marco ideal, para el desarrollo en forma unilateral de la denominada “vía vasca”, siguiendo los pasos dados por el pueblo catalán.

A todo esto, los Estados (Francia y España) implicados en el conflicto político, sólo  responden con mayor represión y el sostenimiento la dispersión de los presos vascos, sin realizar una mínima variación en la política penitenciaria, que posibilite al menos,  que los presos  que se encuentran gravemente enfermos, puedan ser dejados en libertad.

 Este 77 aniversario, debe constituir un punto de inflexión, donde la acumulación de fuerzas soberanistas para lograr  la paz, sea la principal labor de cara al futuro. En tal sentido, los vascos sabemos que hay un Viejo Roble, tan generoso como el pueblo al que representa, como así también, que sus bellotas  han sido esparcidas por el mundo entero, y que han germinado sus retoños, y se encuentran representados en la Diáspora, en sus más de 200 casas vascas  y en cada uno de los vascos y vascas que día a día, dan testimonio de la historia, del presente y el futuro de nuestra Nación.

Sería muy importante que todos los vascos juntos, como retoños verdaderos del Viejo árbol, trabajamos en forma coordinada por los objetivos supremos de nuestra Nación, dejando de lado los protagonismos y los personalismos,  y de esta manera podremos obtener la fuerza necesaria para hacer realidad  los sueños de libertad y de poder ejercer sin tutelas nuestro derecho a decidir, por el cual, lucharon en todos los tiempos nuestros antepasados, ofrendando en muchas oportunidades sus vidas,  y muchos otros, sufriendo la cárcel y el exilio, por el sólo hecho de reconocerse como vascos sin ningún aditamento y en ese convencimiento, lucharon gran parte de sus vidas con convicción patriótica, por los derechos que le corresponden como al pueblo vasco como Nación.

 Han pasado 77 años de aquel horrendo episodio, y es nuestro deber no olvidar, pero si perdonar a todos aquellos que han  reconocido su error. En tal sentido, Gernika debe ser una ciudad para la construir la Paz, donde todo el mundo pueda apreciar, como un pueblo que sufrió indefenso un brutal ataque de una potencia europea, hoy se presente ante todos, como una ciudad de Paz y reconciliación, en defensa de los derechos y deseos de libertad, que le asisten a todas las naciones oprimidas del mundo.                                      

Prof. César Arrondo

Observatorio de Naciones sin Estado

Coordinador del Departamento de Euskal Herria

Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales

Universidad Nacional de La Plata