Una gama de factores complejos y contradictorios, y sobre todo la contundencia de los hechos, produjeron que por varias décadas las organizaciones civiles principales de la Izquierda Abertzale no pudieran desarrollar una estrategia propia diferente a las pautas que la organización armada imponía por la fuerza de los hechos.
Muchos/as intuíamos, queríamos o proponíamos que la utilización exclusiva de vías pacíficas no solo produciría un cambio total en las estructuras organizativas de la izquierda independentista, sino que podía ampliar el espacio soberanista de izquierdas hasta un tamaño que le posibilitaría liderar el cambio social y político de Euskal Herria.
Por otra parte, el cese unilateral de la actividad armada de ETA, también ha sido producido por una gama amplia de factores complejos y contradictorios de difícil gestión y que aún no hemos acertado a manejar con efectividad y satisfacción para una gran masa social susceptible de ser participe directa del nuevo tiempo político.
Ante la falta de recetas propias para saber aprovechar esta oportunidad histórica, buena parte de las esperanzas se han depositado en un grupo de expertos internacionales que se presentaban como intermediadores ante dos Estados que en ningún momento se han sentido interpelados realmente por los cambios producidos por el cese unilateral de las acciones armadas.
No quisiera poner en cuestión la buena intención que impulsa a ese equipo de intermediación, pero permítaseme cuestionar la efectividad de su método de resolución de conflictos. Método utilizado en otros escenarios como fueron Palestina, Norte de Irlanda y Sudáfrica.
En efecto, en esos conflictos, el método ha producido la eliminación casi completa de la violencia política extrainstitucional, pero han resultado ser poco efectivos para solucionar los temas de fondo del conflicto que llevaron a que se produjeran expresiones violentas y conculcaciones extremas de los derechos humanos.
Han resultado menos fructíferas si analizamos otros aspectos, por ejemplo: hoy en día Palestina sigue sin ser un Estado reconocido internacionalmente, dividido, al que se le amputan continuamente porciones de su territorio y sobre el que cae la ley del talión hebrea en forma de bombardeos periódicos sin que nada suceda; el Norte de Irlanda sigue siendo territorio británico y no parece ser una solución muy interesante para el independentismo irlandés repartir espacios de poder con la derecha unionista; en Sudáfrica el fin del apartheid no ha producido un cambio radical en las diferencias sociales de ese país y al grupo dirigente de origen europeo se le ha permitido quedarse con el control de buena parte de la economía optenida por apropiación colonial.
El peligro de liegitimación de los estados
El método de estos expertos tiene una inspiración “ecuménica” que no puede funcionar para las situaciones de colonización y, aun salvando las enormes distancias entre los casos referidos, tanto el irlandés, el palestino, el sudafricano como el de Euskal Herria son situaciones de conflicto político derivados de procesos de colonización.
Siendo ecuménicos, bíblicos o del pacifismo reformista los referentes que impulsan a este método de resolución de conflictos, el resultado de su intervención suele producir efectos deseados: si, acaban con la muchas de las conculcaciones de derechos humanos y si, acaban con casi todas las expresiones de violencia política extrainstitucional, pero producen un efecto aparentemente no deseado, legitiman la posición del Estado o grupo colonizador.
Intentaremos explicarnos con un ejemplo del campo de los conflictos lingüísticos. Una lengua minorizada ante una lengua protegida por un Estado-Nación obtiene tras décadas de duro trabajo el reconocimiento de oficialidad. Pero un grupo de expertos en resolución de conflictos proponen que en vistas a la no-conflictividad se apruebe un status de co-oficialidad de las dos lenguas. El resultado es conocido, bilingües y por necesidad, son solo los/as hablantes de la lengua minorizada y los monoparlantes de la lengua anteriormente protegida por el Estado- Nación reafirman su derecho a expresarse excluidamente en su lengua.
El método ecuménico de resolución de conflictos produce un escenario en el que los consejos, ordenes, sugerencias, encargos de las/os intermediadores solo tienen interlocución en los grupos que ejercen violencia ilegal. Mientras que carecen de fuerza para producir cambios ante la violencia de los Estados o la violencia estructural de tipo, nacional, cultural o socioeconómico. De hecho, este método resolutivo nunca entra en los aspectos generadores múltiples que hay tras los conflictos políticos internacionales.
Aparentemente el grupo de personas que han querido ayudar a resolver el conflicto que afecta a Euskal Herria y los Estados español y francés están a punto de acabar su aportación. Se van dando unos últimos consejos, consejos que sobre todo se refieren a una de las partes, a la parte que le escucha y sobre la que parece tener ascendencia; y silencios para con quienes nunca han tenido oportunidad de establecer interlocución efectiva.
Transformación o resolución
Parece que nos dejan solas/os. Puede que sea el momento de establecer nuestros propios modelos de transformación del conflicto. Transformación y no resolución, porque al contrario que el método ecuménico o el pacifismos reformista, otras corrientes de la acción noviolenta revolucionaria y anticolonialista siempre han hablado de transformación de los conflictos. Puesto que el conflicto es necesario donde se dan situaciones de injusticia nacional, social, cultural o económica. La cuestión es saber transformarlo hacia formas compatibles con el modelo de sociedad que se quiere crear, compatibles con el respeto a los derechos humanos y efectivas para conseguir sacar todo el potencial que la sociedad civil puede crear para enfrentarse a la injusticia que en Euskal Herria era y es (en lo que al conflicto del que tratamos se refiere) la usurpación de soberanía hecha a Euskal Herria por parte de los Estados español y francés.
Decíamos al principio de este artículo, que algunas/os intuíamos y/o queríamos que desde la utilización exclusiva de métodos civiles la izquierda independentista, en fase de crecimiento exponencial, podía liderar el cambio político y social frente al modelo del unionista-autonomista-neoliberal. Esa intuición es convicción confirmada por los hechos acontecidos en los dos últimos años. Pero debemos saber que solo está en nuestras manos el poder utilizar todas las oportunidades que el contexto nos permite y que nada vamos a conseguir de quien hasta ahora ha utilizado el drama de nuestro pasado reciente, o los dramas aun sin resolver para lograr un estatus político o social.
Insistimos so pena de ser un poco pelmas, la decisión unilateral de ETA fue compleja, contradictoria, producida por factores tanto negativos como positivos, pero sus consecuencias son enormemente positivas. Está en nuestras manos conseguir un cambio definitivo de escenario político que también tiene como lema… la unilateralidad.
Patxi Azparren y Nekane Garmendia miembros de la fundación Eusko Lurra