Este artículo ha sido publicado también por, Astekari Digitala.
Hace treinta años la calle hubiese ardido. Ahora somos más resumidos. A lo sumo 140 caracteres.
Del twit a la pancarta
Las redes sociales echan humo con los últimos episodios de corrupción que se juntan con la crisis sistémica que sufrimos. La tomadura de pelo de una casta política insaciable y sin escrúpulos sestea sobre la miseria para nuestro escarnio. Unos se reparten el dinero en sobres y otros nos repartimos la pobreza a golpe de avisos de embargo y de desahucio. Todo bien socializado. Dual y mal repartido. Hace treinta años la calle, por menos, más que echar humo hubiese ardido. Ahora nos recogemos más. Somos más nuestros, más resumidos. A lo sumo 140 caracteres. Pero es lo que toca también: la rebeldía a golpe de twit.
Pese a todo y aunque me hubiese gustado que se cruzarán más cosas que caracteres, reconozco que me ha atrapado el tipo de crítica que se vierte en este nuevo modelo rebelde, porque demuestra que la sociedad está viva. Me recuerda mucho a las pintadas en las paredes. Al spray y, antes que el spray, a la brocha. Tiene sus rasgos positivos: llega a más gente, no corres el riesgo de comerte un saco de ostias, y no te pringas los pantalones.
La corrupción y el paro están poniendo a prueba nuestra capacidad de respuesta. Lo importante es que la gente se indigne, se rebele. Mejor en la calle que desde casa, pero el asunto es que se exprese, que opine, para que luego se movilice. Y las grandes movilizaciones llegarán otra vez, porque la situación ya no aguanta más.
No se puede consentir que una trama de mafiosos encabezados por un tipo al que apodan “El bigotes” pague a una ministra viajes turísticos, bolsos, hoteles de lujo y fiestas de cumpleaños para unos pijo churumbeles al grito de ¡qué chupi guay es el tito bigotes! ¡Pero joder, que con lo que se gastaron en confetis vive hoy una familia seis meses! ¿Y qué decir de esos nuevos ricos de la Caja de Ahorros de Navarra montados en helicópteros para darse una vueltica a cuenta del erario? ¡Sois unos malnacidos! que tan corrupto es el que paga como el que cobra. Que no hay pruebas suficientes…alegan sus testaferros, pero si las cárceles están llenas con una cuarta parte de las pruebas que tienen contra estos sátrapas.
El sistema español está podrido. No hay un gusano, hay miles de gusanos que llevan años campando a sus anchas y que lo están pudriendo todo. Es lo que tiene educar en la cultura del pelotazo…que te salen especialistas en dar pelotazos. Fuera de España flipan en colores, como le gusta decir a un buen amigo. No se pueden creer lo que pasa del Ebro abajo. No hay más que hojear los periódicos europeos y americanos, o que te cuenten la opinión de empresarios extranjeros que vienen a Euskal Herria para darte cuenta de que el papel made in spain no vale ya ni para envolver bocadillos de anchoas. Estaban acostumbrados a la mordida del 3% en las licitaciones o al venga usted mañana, pero lo que ahora están viendo es ya demasiado. Y es que estos patriotas hispanos no tienen medida.
Mariano Rajoy dice que las huelgas, que las protestas en la calle dan mala imagen hacia el exterior. Que la prima de riesgo y el bono suben porque no nos estamos quietas, aunque estemos paradas. Que el problema radica en la mala imagen que se trasmite y que existe una mano negra que está colgando el sambenito a España de ser un país en el que no se puede confiar. ¿Y qué imagen transmiten Bárcenas, Ana Mato y su ex marido, Urdangarin y su mujer, y el Rey y su elefante?
Mienten como bellacos, arramplan con todo lo que pillan y cuando les cogen con las manos en la masa, se hacen los dignos. ¡Todo es mentira! ¡Todo es una manipulación! ¡Quieren hundir a España! ¡Pongo a Dios por testigo que yo nunca…! Y llaman a sus medios de comunicación para que les echen una mano. Y éstos acuden como corderitos y pronto y bien mandados sacan a pasear la teoría de la conspiración, ponen en marcha el ventilador del y tú más y a esperar a que escampe. Favor por favor.
Son como ladillas. No se marchan ni con agua hirviendo. Y es que, fuera del lumpen político no tienen ni oficio ni beneficio. Esta clase parásita se compara con Alemania o Francia, pero ahí a los que pillan, dimiten a las primeras de cambio y por una acusación infinitamente más laxa. ¿O van a comparar plagiar el 20 por ciento de una tesis doctoral o el escaqueo en una multa de tráfico, con lo de Bárcenas o lo de la CAN?
El otro día vi un twit que decía “dimitir no es un nombre ruso”. Y me dije, no sería una mala pintada. Y luego pensé, lo que sí que sería es un buen eslogan para poner en una pancarta que encabezase una gran manifestación para echar a todos estos corruptos de mierda.
Oskar Bañuelos
