Dentro de los artículos sobre la amnistía para los presos políticos vascos que estamos publicando en el blog de la Fundación Eusko Lurra, recogemos la opinión de Aralar a través de Patxi Zabaleta y Rebeka Ubeda.
Patxi Zabaleta y Rebeka Ubera. Aralar
En este día internacional de los Derechos Humanos que recientemente hemos celebrado, si se puede decir así, es necesario recordar a los presos y presas políticas y personas exiliadas vascas. Y además de recordarlas queremos situar a estas personas en el centro de la solución, en el centro del camino hacia la paz.
Pero no solo por tratarse del día internacional de los Derechos Humanos, sino porque si deseamos una paz y una convivencia democrática debemos abordar el conflicto de las personas presas, debemos solucionarlo, porque la igualdad entre todas las personas es la única garantía del desarrollo de una convivencia democrática. En ese sentido, y de la misma forma que se está actuando con las víctimas, también tenemos que dar pasos en el campo de las personas presas y exiliadas. Porque de igual manera que el reconocimiento y reparación de todas las victimas es necesario la liberación de los presos y presas, es imprescindible en cualquier proceso de paz tal y como nos enseña la experiencia internacional. Pero debemos tener claro en todo momento que ni presos y presas ni victimas pueden dirigir y condicionar el proceso, se trata de dos aspectos fundamentales a abordar para conseguir una resolución general e integral, que a la vez baje hastael plano personal mediante el reconocimiento y reparación; y la reinserción.
Pero antes de finalizar ese proceso, sobre todo en lo que hace referencia a las personas presas por motivos políticos, es urgente y prioritario que a todas las personas presas se les reconozcan y restablezcan sus derechos. Esto debe hacerse lo antes posible para que no perdamos ni una vida más como consecuencia del conflicto, porque antes que todo y por encima de todo debemos defender el derecho y garantizar el derecho de las personas a la propia vida. ¿No es así?. A las personas presas les asisten los mismos derechos que nos asisten al resto de las personas , ni más ni menos. Y en este momento, el Estado Español, aunque lo niegue en su discurso, a través de su práctica política y como consecuencia de la aplicación de la legislación de excepción,aparte de otorgarles el carácter político, les niega los derechos humanos a las personas presas una y otra vez. No existe ninguna justificación para la conculcación de los derechos humanos;y por otro lado los Derechos Humanos no pueden ser condicionados. Por lo tanto ya es hora de huir de los debates trampa en los que nos quieren atrapar y debemos exigir todos los derechos humanos sin ningún tipo de condición. Debemos trabajar para conseguir acuerdos amplios y lograr que los derechos humanos les sean respetados a las personas presas por motivos políticos. Transcendiendo las instituciones, los documentos, los planes, debemos lograr el acuerdo y apoyo internacional para devolver a la sociedad vasca la llave de la libertad. El camino, empezando por la eliminación de la legislación penitenciaria de excepción, el fin de la dispersión y la libertad de los presos y presas gravemente enfermas es urgente.
Pero, sin embargo, no podemos quedarnos en la recuperación de los Derechos Humanos. Para solucionar el conflicto de las personas presas debemos dar un salto. En el final de proceso debemos certificar la amnistía, la vuelta a casa de todas las personas presas o exiliadas por motivos políticos. Como ha sucedido en todos los procesos internacionales, como va a suceder en Colombia. De hecho, la amnistía es la base de la convivencia, la amnistía garantizará la igualdad entre las personas. Superando el concepto meramente jurídico. Pero para ello debemos abordar el conflicto de los presos y presas desde un punto de vista político y no penal como se está haciendo actualmente y como algunos se empeñan en mantener. Cuando en el origen del conflicto armado existen razones políticas la solución debe ser política, debe venir por el camino del acuerdo político. Aunque la postura del Estado Español sea otra, tarde o temprano, y gracias a la activación de la sociedad vasca, deberá atravesar la puerta del acuerdo político que marca la realidad internacional.
Por lo tanto, unamos nuestras fuerzas, pongamos cada uno nuestro granito de arena y apostemos por la convivencia democrática, busquemos y fomentemos el acuerdo para construir entre todos el futuro que merece EuskalHerria. El 10 de enero, uniendo fuerzas para que el resto de días del año trabajemos conjuntamente a favor de los Derechos Humanos y de la solución democrática.
