Este es una de los episodios bélicos, con el que comienza la actual situación catalana. Y entre otras cosas, esto es lo que dice un folleto editado por la Generalitat, sobre la llamada ruta 1714. En Lleida, dos mil quinientos resistentes se enfrentaron durante meses a 30.000 mercenarios borbónicos. Que contaban con la promesa cumplida de un saqueo, de los de la época. No solo fue Lleida. Luego siguieron otras ciudades, en una veintena de saqueos y matanzas. Les Viles Cremades fueron el fruto de la presencia de las tropas españolas. Durante siete años la guerra de agresión saqueó las tierras catalanas, hasta el asalto final a Barcelona, el 11 de setiembre de 1714.En Lleida la invasión convirtió la catedral en cuartel…hasta ¡1948¡. Para que no hubiera dudas sobre la continuidad histórica de la invasión.Y de que al imperio no le detenía ni la Iglesia. Pero esta medida fue solo una de las de castigo, ordenadas por el rey y mantenidas por los gobiernos de España después de 1714. Otras fueron la ejecución de unos 7.000 civiles leridanos…Por haber resistido a los ocupantes.
Este ejemplo forma parte de la ruta 1714. Un recorrido histórico por los lugares de la invasión en Catalunya. Una ruta de dolor. De ocupación y venganzas. Los catalanes, que son muy botigès, han tratado de “endulzar” la ruta con anotaciones turísiticas y gastronómicas. Pero no se si lo han conseguido. Porque lo que ha quedado claro, mas allá del comer y viajar, es el carácter militar de la presencia española. Los miles de muertos. Les viles cremadas. De Puigcerdá a Tortosa. Veintitres villas. Veintitrés memorias. Focos de resistencia donde se mezclan Historia, vino y viandas. Pero donde resiste la memoria de un pueblo, que todavía no ha podido decidir en libertad.
Ahora, cuando una mayoría parlamentaria catalana propone rechazar las leyes de la ocupación, amparadas en el derecho de conquista. Los hijos de los conquistadores, y sus sucesores, proclamando la obligación constitucional de los catalanes, de comportarse como buenos españoles, los llaman delincuentes y antidemócratas. Y tratan de evitar su desobediencia con otras amenazas y promesas de nuevas ocupaciones. Lo hicieron en 1714. Lo repitieron en 1936. Y quién sabe de lo que serán capaces ahora, que están repatriando algunos cuerpos expedicionarios de tierras infieles …
Para ello necesitan, en todo caso, que los catalanes descendientes de aquellos que sufrieron las masacres y saqueos borbonicos. Y los que pasaron por la invasión del fascismo español de 1936. Renieguen de su condición de invadidos y abandonen su resistencia. Y se entreguen al voto mayoritario español. Para ello es preciso que se olvide la Historia. Que nadie sepa que la situación actual es consecuencia directa de una guerra, una ocupación y la sustitución forzosa de la legalidad antigua, por la española moderna. Que dura 300 años. Y cuyas consecuencias se mantienen en línea directa y continuidad de pasado-presente. Ahora los españoles esperan, que el resultado de la invasión y de las masacres de 1714 sean convalidados por los votos obtenidos por sus partidos españoles, partidarios de la ocupación. Aspiran a que se sustituya el derecho histórico de los ocupados, por las leyes de conquista. Y que la fórmula electoral de mayoría-minoria se convierta en un deber absoluto de obligado cumplimiento, para quienes nunca fueron consultados. Gracias a los votos de los descendientes de aquellas tropas que saquearon Barcelona, Lleida y otras veintitrés “Viles cremadas”, porque el rey Borbón quería mas tierras y mas tributos, para su insaciable patrimonio.Mientras tanto Euskadi
No deja de ser curioso el paralelismo entre, la conocida en los libros de Historia, como guerra de Sucesión y las Guerras carlistas. Con una diferencia de mas de cien años, los dos pertenecen al periodo de luchas de rapiña y reparto feudal de Europa, entre sanguinarias y ambiciosas casas reales. Las dos tienen un origen en la disputa patrimonial, entre familias reales. Disputa inmisericorde, de territorios y súbditos, de los que extraían impuestos y tributos, los reyes de España. Cuya ambición no tenía mas límite que la resistencia popular. En Cataluña disputaban Borbones y Austrias. Y en las Guerras Carlistas, la riña era entre primos borbones (Carlos, Isabel, Alfonso). En medio, como siempre, el pueblo campesino y trabajador. Saqueado, movilizado forzoso y finalmente ocupado. Y obligados a pagar ruinosas contribuciones y sostener levas forzosas, para defender un imperio de reyes y burgueses depredadorers. Lo mismo catalanes que vascos vieron en estas guerras, de las que la Memoria Histórica Oficial no quiere saber nada, cómo se esfumaban sus haciendas y su vidas. Y sus leyes propias, para las siguientes generaciones. Queramos o no,la historia catalana y vasca es un historia semejante. Con culpables, invasores y enemigos comunes, que se alarga hasta hoy pasando por la guerra y los cuarenta años del franco-falangismo.
No es necesario imaginar mucho, para saber lo que pudiera haber sido, en esta situación, plantear una ofensiva nacional vasca desde los escaños vasco-navarros en la actual coyuntura. No es demasiado suponer que, un segundo frente independentista, no solo ayudaría a los catalanes, sino que abriría una fase de mayores posibilidades para nosotros. Qué está pasando esta vez?. Ya no puede ser por ETA… Y supongo que es inútiil recordar que la suma es mayor que la resta.
Pero en la matemática política vasca, no hay duda de que dos y dos, suman cero.