Botes de pimentos. La bandera española.

Bandera española arriada por los manifestantes del ayuntamiento de Bilbo en plena “guerra de las banderas”

La dimisión de la alcaldesa jeltzale de Mungia por negarse a colocar la bandera española en el balcón del ayuntamiento a reabierto el debate sobre la imposición manu militari o judicial de símbolos de los estados opresores en Euskal Herria y como hacerle frente. Es lo que algunos resumen como la “guerra de las banderas”, pero que va más allá y alcanza cualquier símbolo que no sea del gusto de los estados por reclamarla realidad nacional vasca. Ahí está la demanda del Delegado del Gobierno en la C.A.V. contra la Diputación Gipuzkoana por los carteles turísticos con la marca Euskal Herria-Basque Country

Nosotros abrimos en el blog de la Fundación otro compendio de artículos sobre el tema, empezando por este aparecido en el blog de ” Borroka Garaia da”.

 

Autor: Borroka garaia da!

A la bandera española popularmente se le llama piper-poto (bote de pimientos). Ya que hubo un tiempo que en el estado español se comercializaba una marca de pimientos que venía en un bote de color rojo y amarillo. Y existe un dicho popular que se lo sabían todas nuestras amamas y aitites: “rojo y amarillo, cagada de chiquillo”. Pues bien. El tema es que la bandera española actual no es simplemente la bandera española que con eso ya sería bastante y demasiado, sino que la bandera española actual es la empuñada en el alzamiento del 36 por el ejército fascista español en plena guerra. Tras ganar, usaron diferentes modelos de aguiluchos de san juan, durante la transición cambiaron también el modelo de aguilucho, que está estampado en la constitución española en la portada del documento original. En 1981 se volvería al formato de bandera del ejercito fascista añadiendo la corona. Hasta hoy.

Así es, la bandera que se impone en los ayuntamientos vascos no es solo la bandera española sino también la bandera del ejercito fascista. Bandera fascista de una constitución con escudo franquista. Tal cual.

La izquierda española fue en la reforma franquista cuando hicieron la del “Scattergories” aceptando barco por animal acuático y metiendo al baúl sus banderas republicanas españolas en favor de la rojigualda. Pero en Euskal Herria he visto levantar la bandera española en ayuntamientos controlados por el PNV delante de mis narices. Y alguno me replicará: “bueno es normal, la ponen todos porque hay castigo de inhabilitaciones etc..”. Ya, pero es que el caso es que he visto levantar esa bandera cuando no los había, por ejemplo en el ayuntamiento de Bilbo y para más deshonra y escarnio sistemáticamente durante el día grande del Aste Nagusia, cuando no había aún toda esa normativa fascista que fue impuesta ad hoc porque en muchos ayuntamientos no se colocaba semejante insulto y provocación a la población vasca.

Hace poco la alcaldesa de Mungia (del PNV) ha mostrado su voluntad de dimitir de su puesto por verse obligada a colocar en el ayuntamiento una bandera española contra la voluntad de sus vecinos. Eso dice. ¿Qué decimos nosotrxs?. (se corre el telón)

Voy a traer a colación un fragmento de un post que escribí en el 2012:

La confrontación tiene dos acepciones. Por una parte es una comparación o cotejo de una cosa con otra. -Quiero ir a la playa – Pues yo quiero ir a la montaña. Se intercambian opiniones de que opción es la mejor y se decide. Sin embargo en nuestro caso ocurre esto: -Quiero ir a la playa – No, tu vas a ir a la montaña porque lo digo yo y te voy a llevar a rastras. Entonces entra en juego la confrontación que es sinónimo de enfrentamiento.

Efectivamente, la confrontación enmarcada en el contexto vasco y con una perspectiva revolucionaria es simple y llanamente el enfrentamiento con los ejes de opresión.

Vayamos con un pequeño ejemplo

El estado mediante su violencia impone que en un ayuntamiento se coloque la bandera española. La confrontación en su acepción no revolucionaria supondría contrastar opiniones sobre ello, a lo sumo denunciar el caso, presentar alguna moción y mantener la bandera española por el peligro que supondría para la lucha institucional el castigo en los electos.

¿Qué supondría una confrontación democrática enmarcada como mínimo en una Revolución Democrática Nacional?. Obviamente el enfrentamiento, o sea, sin prescindir de la denuncia llevar a cabo la retirada de la bandera impuesta y democráticamente dejar la enseña nacional vasca.

Bien, alguno dirá: pero con eso solo consigues que se altere selectivamente la representación institucional mediante inhabilitaciones, castigos etc… Y es cierto. Con eso solo quizás se consigue eso. Pero solo se consigue eso si no existe una estrategia de confrontación global que en el caso de que si existiera supondría otras cosas. Supondría de entrada dibujar un mapa institucional de toda Euskal Herria y plantear a todos los agentes el objetivo de retirar las banderas impuestas. En nuestro caso interpelar al PNV directamente a ello con lo cual jamás podrían rentabilizar (como han hecho) que la izquierda abertzale choque contra su historia en ese tema mimetizando la postura histórica del PNV.

Por lo tanto, en primera instancia y suponiendo que el PNV se negaría a ejercer ese acto de desobediencia, la erosión ideológica la sufrirían ellos y no nosotros como ocurre ahora. En el caso de que se llegaría a un acuerdo nacional para ser llevado a cabo por todos los electos supuestamente abertzales (PNV incluido), el estado automáticamente entraría en una de las mayores crisis que haya podido tener a lo largo de su historia, por la sencilla razón de que una ley solo funciona cuando la represión es selectiva. Si una ley es saltada masivamente queda inoperativa.

En segundo lugar activaría una energía social de la que muchos no son conscientes. Las banderas españolas en ayuntamientos abertzales dan vergüenza, desactivan a la gente, bajan la moral y es una muestra diaria de sumisión y de falta de pedagogía. Cientos de electos expulsados y represaliados es la semilla para una lucha de masas de alto voltaje si el estado llega a ello. Si todas las luchas están bien complementadas claro está , la dichosa bandera se convertiría en un tema de alcance internacional y de adhesión a la causa vasca además de erosionar gravemente al renqueante estado español, aumentando la grieta de separación a buen ritmo hacia el objetivo de la desestabilización, factor imprescindible para la ruptura democrática y la revolución. Podría seguir poniendo ejemplos de las consecuencias que podría ir generando y de las dinámicas que podría ir impulsando pero se pilla la idea. Y estamos hablando de una simple bandera. Pero tanto vale para una bandera como para cualquiera de las imposiciones y opresiones a la que está sometida la sociedad vasca en el ámbito nacional y social.

Aquí está el quid de la cuestión de la confrontación. Plantear estratégica y detalladamente un plan global y multisectorial de cara a la confrontación con las herramientas de la desobediencia, insumisión y resistencia, bien complementada con las diferentes formas de lucha (institucional incluida) y que alimente las condiciones a generar de cara a la ruptura con los estados mientras a su vez avanza a buen ritmo la construcción nacional y social, la adhesión de voluntades, así como el contra-poder, el poder popular …o simplemente plantear la confrontación centralizada en los votos y el electoralismo y poner todas las herramientas a ese servicio institucional y ajustándose siempre a la ley.

Este es un tema no solo de barbudos y barbudas pescadoras.

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