Este artículo es parte de un libro de próxima aparición.
1) A Joseba Arregi, miembro de ETA, le detuvieron e interrogaron mas de 70 policías, en la Dirección General de Seguridad, en el centro de Madrid. Nueve días después de su detención, el 13 de febrero de 1981, moría en un Hospital Penitenciario, a causa de las lesiones padecidas en los interrogatorios. Algunos políticos (Garaikoetxea, Arzallus, Benegas, Mugica, Bandrés…) incluso los obispos vascos y la Unión Sindical de Policías protestaron tímidamente, pidiendo la erradicación de la tortura y la dimisión del comisario general Ballesteros, como responsable de este suceso.
La conmoción popular fue importante, mientras que la oficial y mediática era mucho mas comedida. Las organizaciones de la izquierda abertzale convocaron movilizaciones y protestas, así como una huelga general, ampliamente secundada. Fueron una reacción y una protesta popular significativas, frente a la fría y protocolaria actitud de la mayoría de partidos y autoridades gubernamentales. En el primer forcejeo entre poder judicial y ejecutivo, dimitió alguno de los altos cargos de la policía. Y cinco inspectores fueron detenidos y acusados de las torturas mortales. Condenados a penas pequeñas, fueron liberados. Unos meses después con el PSOE en el gobierno, indultados y restituidos en sus puestos. Para que pudieran seguir ejerciendo y ascendiendo en su trabajo.
Cuatro médicos, que supuestamente habrían ocultado o encubierto en sus informes las torturas a Arregi, fueron denunciados, sin resultado alguno. Con el cambio de gobierno (1982) y José Barrionuevo en la cartera de Interior, políticos como Benegas, cambiaron de criterio y afirmaron que había que dar “un total apoyo a la policía, en su lucha antiterrorista”. Sigue leyendo